Torrijas | Receta Mejorada


En Semana Santa no hay nada que me apetezca más que unas ricas torrijas para merendar, y a la hora del café de media tarde, en nuestra casa, éstas se hacen imprescindibles.
Yo soy muy de tradiciones, y en lo referente al comer, no me pierdo ni una, ja, ja, ja.
Aunque en días previos ya hemos cocinado unas cuántas para ir haciendo boca, llegados estos días de fiesta, tenemos que volver a repetirlas porque es que mi familia es una devoradora de dulces caseros, cualquier fecha festiva del año es excusa perfecta para que hagamos algunas exquisiteces, pero la Semana Santa se lleva la palma, y es que no omitimos ninguno: las torrijas, el arroz con leche, las poleás, la leche frita, los roscos, etc.
Y eso tan sólo en cuánto a repostería se refiere, porque si empezamos a enumerar los platos salados, que son igualmente imprescindibles en nuestra casa, es que no terminamos nunca de cocinar, que si las espinacas con garbanzos, las siempre insustituibles tortillitas de bacalao, los soldaditos de Pavía, bacalao con tomate, potaje de bacalao, el bacalao en todas sus versiones, etc., etc., etc.
Y lo mejor de todo es que una buena mesa no tiene rival, cuando estamos en buena compañía no hay nada mejor que deleitarnos con un buen bocado.

¡Disfrutad y sed felices!


INGREDIENTES
  • 60 panecillos de 5 x 5 cm (2 barras de pan especial torrijas mini) o 30 rebanadas de 10 x 10 cm (1 barra de pan de molde especial torrijas)
  • ¾ l de vino blanco o vino moscatel
  • 200 ml de agua
  • 1 c/p de canela molida (añadir al gusto)
  • 1 pizca de clavo molido
  • 5 huevos
  • 100 ml de leche
  • 1 l de aceite de girasol alto oleico (opcionalmente podemos usar aceite de oliva suave).
  • La cáscara de una naranja
  • 1 kg 250 grs de miel
  • 100 cl de agua

ELABORACIÓN
  1. El pan ha de ser de víspera, dejar orear al menos ½ hora antes de hacerlas.
  2. Sumergir las rebanadas en el vino que previamente habremos mezclado con los 200 ml de agua, la canela molida y una pizca de clavo molido.  Esto ha de hacerse con sumo cuidado, procurando que no se rompa el pan y que no se moje en exceso, deben de quedar jugosas pero no borrachas. No obstante con la práctica encontraréis el punto adecuado para que tampoco queden demasiado secas. La cantidad de vino y agua son orientativas, dependerá de lo seco que esté el pan.
  3. Ponerlas sobre una bandeja y reservarlas.
  4. Una vez mojadas todas las rebanadas de pan, batir los huevos con la leche en un bol (no debe quedar espumoso, porque esto haría una cobertura que no dejará que la torrija se impregne de miel. Así también es recomendable colar por un chino el batido, para quitar los filamentos del huevo y no creen flecos al freír).
  5. Poner a calentar el aceite con la cáscara de naranja, sacar y desechar cuándo esté frito. (He usado aceite alto oleico por ser más económico y da un buen resultado, pues el aceite sobrante no se podrá usar para ningún otro fin)
  6. Rebozar en el huevo y bien escurridas freír en tandas (no deben quedar unas sobre otras), a fuego moderado para que no se arrebaten y queden crudas por dentro. Sacar cuándo adquiera un bonito color dorado por ambas caras.
  7. Calentar la miel al baño María y una vez derretida ponerla en una cacerola con un poco de agua (unos 50 cl, no debemos pasarnos en el agua, para que no queden aguadas), poner al fuego y cuándo esté a punto de hervir introducir las torrijas poco a poco dándole vueltas por ambas caras durante un minuto aproximadamente (esto se hará al igual que la fritura, por tandas, controlando el fuego para que la miel hierva sin espumar).
  8. Sacar en un una fuente y dejar enfriar antes de servir.
  9. A temperatura fresca se conservan una semana, en el frigorífico dos semanas (si las introducimos en el frigorífico habrá que sacarlas un rato antes de comerlas, para que pierdan el frío)











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